Egipto, tierra de Faraones

Muy temprano en la mañana me presente en la Embajada de Egipto con la finalidad de obtener el visado necesario para visitar este mágico país que me había cautivado desde mis primeros años de vida. Conocer las edificaciones de una cultura milenaria que se había desarrollado en medio de un desierto, ahora me encontraba a unas horas de descubrirlo.
Esa misma tarde tome el vuelo con destino a la ciudad de Luxor, a la llegada al aeropuerto fuimos trasladados por representes de una agencia de viajes a nuestro camarote que disponíamos en un crucero con la finalidad de realizar una travesía por el río Nilo, las ciudades se desarrollaron siempre a las márgenes de este río por que resulta el medio más adecuado para conocer estos vestigios, pero como es de suponer las altas temperaturas que pueden llegar a alcanzarse en estos parajes hacen necesaria una visita en las primeras horas de la madrugada, motivo por el cual horas después nos encontrábamos ya ante el emplo de Luxor, el monumento más emblemático de esta ciudad construido por los Faraones Amenhopep III y Ramses II, el Templo de Karnak considerado el más grande del mundo el cual alberga monumentos de diversas épocas de la historia, desde los faraones hasta la cultura grecorromana.
Posteriormente visitamos los imponentes Colosos de Memnon, que se yerguen en un área donde muchos siglos atrás existía la entrada a algún centro ceremonial posiblemente, cercano al valle de las Reinas por un lado y al Valle de los Reyes por otro, en este último se encuentra la tumba del más representativo Faraón Tukan e Amon, cuya tumba es la que se ha encontrado más completa y los objetos se aprecian en el museo de la ciudad de El Cairo. Ese mismo día nos trasladamos a la ciudad de Esna y posteriormente zarpamos a la ciudad de Edfu, en donde al día siguiente visitamos su templo en una típica Calesa, es impresionante observar la actitud de los conductores de la misma, todos quieren salir antes, todos quieren llegar primero, y al final con una sonrisa, llegan a su destino como si nada les preocupara más que pedir una propina de “un euro, un euro” es todo lo que argumentan.
El Templo de Edfu, está dedicado a Horus, es uno de los templos mejor conservados de Egipto, pero que no se salvo de los iconoclastas de siglos anteriores que consideraron como profano sus manifestaciones artísticas y dejaron su huella destructora en sus paredes.
Después de una travesía de algunas horas llegamos por la tarde a Kom Ombo, otra población a las márgenes del río Nilo que sobresale por su famoso templo dedicado a dos dioses Sobeck, el dios de la medicina, representado por un cocodrilo, y Haroris el Halcón. Este templo alberga la capilla de Hathor donde se encontraron numerosas momias de cocodrilos. Actualmente solo hay un par de ellos expuestos en dicha cámara, dentro de una vitrina, además encontramos un instrumento utilizado para medir las crecidas del Nilo, consistente en un pozo de unos 8 metros de diámetro aproximadamente, el cual era empleado para saber cuando son las mejores fechas para hacer la vida cotidiana más llevadera, conocido como: Nilometro, se encuentra por lo menos uno en cada una de las ciudades que existían cerca de él, inclusive en el Cairo.
Al día siguiente despertamos antes de lo acostumbrado pues a las cuatro de la mañana teníamos que unirnos a un convoy de autobuses que se dirigía a los Templos de Abu Simbel, después de dos horas y media la caravana llegó a el lugar en donde se encuentran los de Ramses II y el de la Reina Nefertari, obras que se fue movidas y trasladadas de su lugar original unos 70 metros hacia arriba, debido aun intento por salvarlos de quedar sumergidos en el lago que se creó con los trabajos de la construcción de la Gran Presa de Aswan, durante el Gobierno del Presidente Nasser, en la década de 1960.
El recorrido, fue muy interesante, pues dentro del Templo de Ramses II, se encuentran las figuras de 4 dioses egipcios entre ellos el de la oscuridad, y es el único que no se ilumina en un fenómeno anual donde los rayos del son ingresan hasta el fondo del Templo.
De regreso al barco tuvimos tiempo de descansar y trasladarnos posteriormente en una pequeña embarcación a visitar otro de los templos que fue rescatado, el de Philae, el cual ya había sido afectado en los primeros trabajos de la construcción de las presas del Nilo, actualmente se muestra imponente en una isla.
Al día siguiente tuvimos oportunidad de realizar un paseo en Fayula, la embarcación tradicional egipcia de vela, y que nos llevo hasta un poblado Nubio, degustamos diversos platillos típicos de este pueblo, y hasta un breve recorrido en camello, es toda una odisea subir a este animal, que inclina sus patas delanteras antes que las traseras, por lo que es necesario guardar bien el equilibrio para no caerse, los nombres que cada de sus dueños les pusieron fueron de los mas curiosos, pasando por Rambo, Superman o Mickey Mouse.
El recorrido por la Ciudad de El Cairo, es de los mas interesante, una ciudad de 17 millones de habitantes aproximadamente donde el sentido de la vida es ser feliz, conducir un vehículo en esta ciudad es toda una experiencia dado que no existen semáforos o policías en las intercesiones y lo mismo circulan, autobuses, furgonetas, vehículos, carretas y sin olvidar a los peatones que cruzan las avenidas sin la menor de las preocupaciones.










